Desde Macedonia hasta la India, ningún territorio se le resistió a Alejandro Magno. No sólo ss conquistas lo convirtieron en un un personaje legionaro, sus conquistas amorosas también alimentaron muchas leyendas.
Alejandro usó hábilmente sus alianzas matrimoniales para afianzar su poder: pero sus romances no tuvieron dictados por el cálculo político.
Bersine, su amiga de infancia, y Roxana, la princesa bactriana de legendaria belleza, cautivaron el conrazón del gran conquistador.
Las relaciones de Alejandro se iniciaron relativamente tarde, pese a la precoz actividad del joven demostrada en otros terrenos.
Su primera pareja conocida fue Bersine, una princesa de sangre persa y griega. En el a.C. Alejandro la capturó junto a los príncipes de al familia real persa de Darío.
Alejandro mantuvo con Bársile el idilio más duradero y hermoso que tuvo nunca, hasta su matrimonio con Roxana en el 327 a.C.
De Bársine tuvo un hijo al que llamó Heracles, en referencia al antiguo griego.
Alejandro se fijó en Roxana al verla bailar en un banquete. Por ser considerada la princesa ás bella de Asia, Alejandro quiso casarse con ella, pese a que era su propia cautiva. Pero los macedonios reaccionaron con cierto recelo, ya que hubiran preferido que su rey se hubiera casado con una princesa macedonia.
Finalmente, Roxana y Estatiria ostentaron la final por ser reinas. Al morir Alejandro, Roxana se deshizo de Estatiria. Pro ésta cayó finalmente en manos del ambicioso Casandro, un antiguo general del rey, que le dio muerte junto a su hijo.
Todas los acontecimientos que han hecho que lleguemos al mundo en el que estamos viviendo
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viernes, 21 de mayo de 2010
LAS GRANDES REINAS DE EGIPTO
Esposas, madres e hijas de reyes, su cercanía al monarca les confería un poder que algunas reinas del Nilo supieron aprovechar, incluso hasta el punto de adoptar el título masculino de faraón.
Lujosos ajuares, tumbas, estatuas, textos y templos, son testimonio del protagonismo que tuvieron las mujeres en la sociedad egipcia, superior al papel otorgado en otras culturas de la Antigüedad, incluidas Grecia y Roma.
Pero tampoco hay que creer que las mujeres disfrutarons de una igualdad de derechos y oportunidades como los hombres.
Dada la estrcha relación del rey con Dios, el faraón se presentaba ante el pueblo a imagen y semejanza del dios Osiris, es decir, en compañía de su esposa, y no junto a una mujer carente de atributos mortal.
Pero en el Impero Nevo tenemos ejemplos de esposas reales de origen plebeyo, como Teti Sherit, de a dinastía XVII y abela de Ahmosis, fundador de la XVIII Dinastía.
Encontramos además una hermosa reina de origen incierto: Nefertiti, nuera de Tiy y esposa de Akenatón.
La unión cosanguínea de los faraones con sus hermanas e hijas han echo correr ríos de tinta. Parece probado que entre la plobación egipcia esta costumbre no era aceptada, sólo era practicada por la familia real. Para demostrarla, recordamos la pareja hermosa de Isis y Osiris, ambos hermanos y esposos a la vez.
Lujosos ajuares, tumbas, estatuas, textos y templos, son testimonio del protagonismo que tuvieron las mujeres en la sociedad egipcia, superior al papel otorgado en otras culturas de la Antigüedad, incluidas Grecia y Roma.
Pero tampoco hay que creer que las mujeres disfrutarons de una igualdad de derechos y oportunidades como los hombres.
Dada la estrcha relación del rey con Dios, el faraón se presentaba ante el pueblo a imagen y semejanza del dios Osiris, es decir, en compañía de su esposa, y no junto a una mujer carente de atributos mortal.
Pero en el Impero Nevo tenemos ejemplos de esposas reales de origen plebeyo, como Teti Sherit, de a dinastía XVII y abela de Ahmosis, fundador de la XVIII Dinastía.
Encontramos además una hermosa reina de origen incierto: Nefertiti, nuera de Tiy y esposa de Akenatón.
La unión cosanguínea de los faraones con sus hermanas e hijas han echo correr ríos de tinta. Parece probado que entre la plobación egipcia esta costumbre no era aceptada, sólo era practicada por la familia real. Para demostrarla, recordamos la pareja hermosa de Isis y Osiris, ambos hermanos y esposos a la vez.
LADRONES DE TUMBAS EN EGIPTO
Ni el laberinto de pasadizos de las primeras pirámides ni las tumbas escondidas en el Valle de los Reyes pudieron impedir que a lo largo de 30 siglos las sepulturas de los faraones fueran profanadas por los buscadores de tesoros. Lap ráctica de la profanación de tumbas se remonta a los albores de la civilización egipcia. Los arqueólogos an comprobado que los enterramientos ya fueron saqueados en época predinástica en el 3.000 a.C. en busca de los elementos que formaban el ajuar funerario del muerto, desde mibiliarios y alimentos, a joyas y enseres personales.
El prnicipal método para evitar estos saqueos consistió en proyectar en el interior de la tumba un complejo sistema de estrechos pasadizos que conducían a cámaras sin salidas o puertaa bloqueadas con losas de granito. Pero ni siquiera esto detuvo a los ladrones.
La profanación más antigua de la que se tiene conocimiento se dio en el Imperio Antiguo. Los reyes de la dinastía XVIII idearon un nuevo sistema de protección de sus sepulcros. Por un lado, el lugar de enterramiento del faraón se separó del templo dedicado al culto funerario.
Las necrópolis con las tumbas se localizaban en el llamado Valle de los Reyes, un valle perdido entre altas montañas. Para dificultar su enterramiento, fueron escondidos en hipogeos excavados en las montañas, abandonando la estructura piramidal. Pero los ladrones seguían burlando todos los sistemas de seguridad.
Probablemente la mayoría de los robos sucedían en el momento del entierro o poco después de la colocación del cuerpo en la tumba. En tales casos, los ladrones contaban con la colaboración de los constructores de las tumbas, e incluso co la ayuda de los guardias de las necrópolis.
Durante mucho tiempo se pensó que los robos acaecidos en las tumbas se daban por personas de baja condición social pero en el Tercer Periodo sobre todo, los propios monarcas ordenaban abrir las tumbas para coger las joyas y el oro y reusarlos en sus ajuares funerarios, a causa de la escasez de materiales nobles que acompañaba esta crisis.
Para arrancar la confesión de los ladrones, que estaban al juicio total del faraón, se recurría a diversos métodos de tortura, especialmente las palizas con bastones. Una vez demostrada su culpa, se le condenaba a diversas penas, las más comunes, las mutilacines de orejas, nariz y otras partes del rostro.
Dado que era imposible contener los robos, los egipocios recurrierone ntonces a la magia para protegerlas. La maldición más famosa, la de Tuthankamon.
El prnicipal método para evitar estos saqueos consistió en proyectar en el interior de la tumba un complejo sistema de estrechos pasadizos que conducían a cámaras sin salidas o puertaa bloqueadas con losas de granito. Pero ni siquiera esto detuvo a los ladrones.
La profanación más antigua de la que se tiene conocimiento se dio en el Imperio Antiguo. Los reyes de la dinastía XVIII idearon un nuevo sistema de protección de sus sepulcros. Por un lado, el lugar de enterramiento del faraón se separó del templo dedicado al culto funerario.
Las necrópolis con las tumbas se localizaban en el llamado Valle de los Reyes, un valle perdido entre altas montañas. Para dificultar su enterramiento, fueron escondidos en hipogeos excavados en las montañas, abandonando la estructura piramidal. Pero los ladrones seguían burlando todos los sistemas de seguridad.
Probablemente la mayoría de los robos sucedían en el momento del entierro o poco después de la colocación del cuerpo en la tumba. En tales casos, los ladrones contaban con la colaboración de los constructores de las tumbas, e incluso co la ayuda de los guardias de las necrópolis.
Durante mucho tiempo se pensó que los robos acaecidos en las tumbas se daban por personas de baja condición social pero en el Tercer Periodo sobre todo, los propios monarcas ordenaban abrir las tumbas para coger las joyas y el oro y reusarlos en sus ajuares funerarios, a causa de la escasez de materiales nobles que acompañaba esta crisis.
Para arrancar la confesión de los ladrones, que estaban al juicio total del faraón, se recurría a diversos métodos de tortura, especialmente las palizas con bastones. Una vez demostrada su culpa, se le condenaba a diversas penas, las más comunes, las mutilacines de orejas, nariz y otras partes del rostro.
Dado que era imposible contener los robos, los egipocios recurrierone ntonces a la magia para protegerlas. La maldición más famosa, la de Tuthankamon.
jueves, 29 de abril de 2010
EL NILO
Fuente de vida y prosperidad, el Nilo fue fundamental en el nacimiento de la civilización egipcia, y marcó, al ritmo de sus estaciones, la vida de quienes habitaban en sus orillas.
Pese a situarse en una zona desértica y árida, Egipto acogió a una civilización de las más ricas y bellas de la Antigüedad. Ello fue posible gracias al río Nilo, que desempñó un papel crucial en la formación y desarrollo de la cultura egipcia.
Fuente inagotable de recursos, el Nilo aportó con generosidad el agua y los alimentos necesarios para la subsistencia de los egipcios, y su curso fue la principal vía de transporte de personas y mercancías por todo el país.
Con más de 6.000km el Nilo es el mayor río del continente africano. Inicia su periplo en la región de los Grandes Lagos, fluyendo hasta Sudán, donde toma el nombre de Nilo Blanco, y se une al Nilo Azul, que nace en Etiopía. Luego irrumpe en Egipto en forma de gran valle, hasta formar un amplio delta pantanoso antes de desembocar en el Mediterráneo.
Pero los egipcios se asentaron e los primeros 1300km de su cauce, donde sí era posible la navegación. Egipto era sólo la tierra fértil del valle, el Alto Egipto, y el delta, o Bajo Egipto. El resto era Deshert, la tierra roja, llamado así por el árido color de la arena del desierto yerm e infecundo.
El sol desaparecía al atadecer por el occidente, simbolizando la muerte, y nacía por la mañana por oriente, simbolizando la vida y resurrección. Por ello, las aldeas y ciudades se ubicaban en las riberas del Nilo, y las necrópolis y templos funerarios al oete de la ciudad.
Hapi era la divinidad que personificaba el río, representaba el poder benéfico y fecundante del río, que hacía verdear las orillas del Valle. El pueblo egipcio lo veneraba y el faraón hacía ofrendas para que las crecidas no tuvieran lugar a destiempo y fueran desmesuradas. En efecto, si las aguas no subían lo suficiente, , se reducía la superficie de tierra donde se quería sembrar, y las cosechas decrecían, con la consecuente hambrna de la población. Una crecida excesiva también creaban desastres: se perdían cosechas enteras por anegamiento, se destruían diques y canales, y aldeas y pueblos eran arrasados.
La mayor parte de la sociedad egipcia la formaban los campesinos que vivían del campo y cuyas vidas se encontraban condicionadas por las crecidas de este río.
Las crecidas de este río condicionaron la vida de los egipcios hasta la construcción de la presa de Assuan en 1970, que extinguió para siempre el ciclo de las inundaciones.
Pese a situarse en una zona desértica y árida, Egipto acogió a una civilización de las más ricas y bellas de la Antigüedad. Ello fue posible gracias al río Nilo, que desempñó un papel crucial en la formación y desarrollo de la cultura egipcia.
Fuente inagotable de recursos, el Nilo aportó con generosidad el agua y los alimentos necesarios para la subsistencia de los egipcios, y su curso fue la principal vía de transporte de personas y mercancías por todo el país.
Con más de 6.000km el Nilo es el mayor río del continente africano. Inicia su periplo en la región de los Grandes Lagos, fluyendo hasta Sudán, donde toma el nombre de Nilo Blanco, y se une al Nilo Azul, que nace en Etiopía. Luego irrumpe en Egipto en forma de gran valle, hasta formar un amplio delta pantanoso antes de desembocar en el Mediterráneo.
Pero los egipcios se asentaron e los primeros 1300km de su cauce, donde sí era posible la navegación. Egipto era sólo la tierra fértil del valle, el Alto Egipto, y el delta, o Bajo Egipto. El resto era Deshert, la tierra roja, llamado así por el árido color de la arena del desierto yerm e infecundo.
El sol desaparecía al atadecer por el occidente, simbolizando la muerte, y nacía por la mañana por oriente, simbolizando la vida y resurrección. Por ello, las aldeas y ciudades se ubicaban en las riberas del Nilo, y las necrópolis y templos funerarios al oete de la ciudad.
Hapi era la divinidad que personificaba el río, representaba el poder benéfico y fecundante del río, que hacía verdear las orillas del Valle. El pueblo egipcio lo veneraba y el faraón hacía ofrendas para que las crecidas no tuvieran lugar a destiempo y fueran desmesuradas. En efecto, si las aguas no subían lo suficiente, , se reducía la superficie de tierra donde se quería sembrar, y las cosechas decrecían, con la consecuente hambrna de la población. Una crecida excesiva también creaban desastres: se perdían cosechas enteras por anegamiento, se destruían diques y canales, y aldeas y pueblos eran arrasados.
La mayor parte de la sociedad egipcia la formaban los campesinos que vivían del campo y cuyas vidas se encontraban condicionadas por las crecidas de este río.
Las crecidas de este río condicionaron la vida de los egipcios hasta la construcción de la presa de Assuan en 1970, que extinguió para siempre el ciclo de las inundaciones.
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