de la En el año 1909, la Restauración cuenta con más de 30 años de existencia. Es cierto que el rey que reina ya no es el mismo, pues Alfonso XII ha muerto y ha sido sucedido por su hijo Alfonso XIII, aún joven. Pero, permanece el sistema puesto en marcha por Cánovas del Castillo, muy de corte anglosajón, basado en el turno pacífico de dos partidos, el conservador y el liberal.
Los dos arquitecxtos del bipartidismo civilizado, Cánovas y Sagasta, han muerto ya.Al frente de los liberales se encuentra un político provecto, Segismundo Moret, quien siente en su nuca ya el aliento de otro político liberal entonces joven, que aprovechará, en sus últimos años, su cercanía al rey para urdir mil maniobras: se trata de Álvaro de Figueroa, condd de Romanones.
En el campo conservador, a la herencia de Cánovas del Castillo y de Francisco Silvelas, se ha seguido la de un político originalmente liberal: Antonio Maura. Maura manda en el partido conservador. La segunda gran pieza de este gobierno, esl el ministro que hoy llamaríamos de Interior, Juan de la Cierva. De la Cierva es un hombre con claras ideas conservadoras, y muy amigo del orden, un poco el Fraga Iribarne de nuestros tiempos.
Hasta 1909, y aunque ha habido episodios oscuros, el turno entre los dos partidos era respetado. Pero se romperá en 1909, debido a la Semana Trágica
España es un país, hasta cierto punto agostado. Por ejemplo, los ejército smodernos, como el inglés, francés o almán, registran una tasa de un oficial por cada 20 soldados; en el español hay uno por cada 5 soldados. El país tiene un total de 60.000 funcionarios, un montón de los cuales, la mitad son sacerdotes, pues España era un país muy católico y confesional, en el que quienes dicen misa cobran por ello, como cobra quien extiende los certificados penales.
España sestea, hasta ese día en que estalla la revlución.
Ese día, un grupo de marroquíes atacan y matan a un obrero de las obras de los ferrocarriles en Melilla. El comandante de las tropas contesta atacando a los moros hasta hacerlos retroceder, no sin antes sufrir la muerte d eun oficial y varios soldados. Esto provocó el inicio de la Guerra de Marruecos, cuyo climax, el Desastre de Annual, 14 años después, provocó la irrupción de la Dictadura de Primo de Rivera.
La guerra de Marruecos, como problema social, no es, como podría serlo hoy, un problema entre pacifistas y belicistas. Lo que emponzoñará la vida de España desde aquel día hasta el fin de las hostilidades es la intrínseca discriminación entre los reclutas.
Unos 80 aos antes de los hechos que relatamos, Juan de Mendizábal, el de la deaamortización, inventó una medida transitoria que duró décadas: un impuesto sobre el servicio militar. El sujeto pasivo de esteimpuesto era quienes, debiendo combatir, no lo hacían, previo pago de una cantidad de dinero, entre 1000-4000 reales, más un caballo en buen estado. En la práctica, esta medida transitoria provocó que, entre el siglo XIX y XX la guerra fuese un sangrante ejemplo de clasismo: los ricos, que podían pagar el impuesto, se quedaban en cas; los pobres, pechaban con el fusil y jugaban con la muerte. Desde estos tiempos son los padres que ponían a sus hijos nombres de mujer, como Crua o Rosario, y un seguro de vida específico, el seguro de quintas, que era un producto de capitalización que los padres comenzaban a copiar el nombre del varón, con el objeto de que con los años, el ahorro hubiese alcanzado la magnitud del impuesto, para librarles de la guerra. En la época se conocían como cuotas tal era el nombre que recibían los jóvenes burgueses que se libraban del servicio mediante el pago de impuestos.
El primer error del gobierno fue el de disponer, el mismo 10 de julio, la movilización de la Brigada Mixta de Barcelona.
De todas las regiones de España, Cataluña era la más indicada para la movilización, pero la menos al mismo tiempo. La guerra era cosa de pobres y si había un lugar dond elos pobres etsaban bien organizados y tenían conciencia de clase, era en la industrialziada Cataluña, en 119 vivía una situación de paro endémicocausada por el bajo precio internacional de lso productos textiles. Para colmo, el coordinador de la guerra era el ministro, General Linares, quien antes d ser ministro fue Capitán de Cataluña.
EL 14 de julio embarcó hacia Melilla el Batallón de Cazadores de Barcelona, al que siguieron los batallones de Mérida, de Alba de Tormes, de Alfonso XII y de Cazadores de Estella. El día 18 embarco el batallón de Cazadores de Reus, compuesto por soldados catalanes.
Era domingo. En un muelle tomado por la policía, las esposas de los soldados, pues muchos estaban casados, lloraban a gritos. Desde la popa del barco, los mismos soldados que iban movilizados gritaban mueras a la policía, a Maura, a Romanones y a la guerra, siendo aclamados por el público del muelle. Los obreros gritaban "Tirad los fusiles y que vayan los cuotas, los hijos de Comilla y Güell. Ya en el día 14, unas damas católicas habían llevado medalla de santos a los Cazadores de Barcelona, t estos las habían tirado al mar dedeñosamente.
El gobierno en todo caso, no se tomó las cosas demasiado en serio. El 21 de julio, los diputados de Esquerra piden la apertura urgente de las Cortes, y La Cierva les contesta tomándoles chirigotas. En realidad no es desprecio, sino antigüedad: hasta el siglo XX, todo lo que apañaba un gobierno para empezar una guerra eran la opinión de los países vecinos y del propio ejército; a eso que llamamos pueblo no se le había preguntado nunca, y menos ahora.
El 18 de julio, la Federación Socialista de Cataluña votó la huelga general. El día 20, socialistas y anarquistas convocaron juntos un mítin histórico en Tarrasa, del que salió el comunicado en el que se afirmaba el derecho de los marroquíes a su independencia, se llamaba a la huelga general, se decían cosa como que a los reunidos no les importaba que en Marruecos prevaleciese la media luna sobre la cruz.
Era gobernador de Barcelona Ossorio y Gallardo, un liberal de mente abierta que acabaría en las filas republicanas. Prohibió las reuniones preparatorias de la huelga, pero aún así, éstas se formaron de una forma más o menos clandestina y el domingo 25 bajaron a Barcelona obreros de Sabadell, Tarrasa, Igualada o Badalona, que estaban todos apiñados en la sede de la Casa del Pueblo a las 12 de la noche, en la calle nueva de San Francisco. Los activistas obreros consiguieron, a eso de la una, dar esquinazo a los de la policía, que trataban d redactar un informe de la tranquilidad hasta ahora de la noche, mientras ellos se reunían en una chocolatería para preparar el gran "pastel".
El lunes 26 de julio amanece la Semana Trágica con un montón de líderes obreros estratégicamente dispuestos en la ciudad, pasando a todo el mundo la consigna de no trabajar. La SEAT del momento, es decir, la Hispano- Suiza se declara en huelga ese mismo día. Los piquetes logran acojonar a los carreteros, con lo que la huelga consigue paralizar el tráfico de la ciudad. De Madrid se exige represión. Ossorio se niega, conl o que su negativa se convierte en dimisión. En Barcelona manda el ejército.
A primera hora de la tarde, los teanvías vuelven a la cochera y la huelga general se da en un cien por cien. Comienza la violencia, levantándose barricadas en los barrios de las afueras y en el Gótico.
Pese a que la Semana Trágica fue un movimiento sin cabeza ni planificación, de lunes a juevesm hasta que llegan refuerzos militares, las calles son de la protesta obrera. Primero la huelga se extiende a Sabadell, Mataró, Granollers, Manresa y Tarrasa. Luego se vuelan puents y vías férreas en un intento de cortar la comunicación con el resto de España para evitar el envío de tropas. Los huelguistas vuelan las estaciones eléctricas, dejan a Barcelona sin gas, rompen casi todos los 7000 faroles públicos de las calles, se queman conventos e iglesias.
Pero no hay una estrategia: los huelguistas no tienen una acción coordinada para hacerse con los edificios claves o fábricas. Al revés que otros movimientos, esta semana es tan solo un puñetazo en la mesa,.
Entre alzados y paseantes murieron 104 personas y hubo 296 heridos. Sólo en el barrio de Gracia se levantaron 72 barricadas. 21 de las 56 iglesias fueron quemadas, y 30 delos 76 conventos. El único barrio por donde no pasó la Semana Trágica fue Sarriá, quien fue defendida por el entonces numerosísimo carlismo catalán.
Se realizaron centenares de detenciones, muchas de ellas pasando a jurisdicciones militares. Pero de todos, destaca el proceso a Francisco Ferrer Guardia.
Ferrer Guardia era un anarquista que dirigía una Escuela Moderna, y de quien se dijo en aquellos momentos, que había tenido alguna connivencia con Mateo Morral, el anarquista que trató de matar a Alfonso XIII; e incluso se insinuó que participó en tal atentado, pero que su rastro había desaparcido de las investigaciones jurisdiccionales misteriosamente.
Ferrer participó en la Semana, pero de ahí a organizarla hay un gran trecho, que el gobierno de Maura y Cierva sí recorrió. El programa de Ferrer, que escribió un pasquín, recogía todos los tópicos del anarquismo de la época: absolución de las leyes, expulsión de las órdenes religiosas, derribo de la iglesia, expropiación de la banca ... Pero Ferrer no tenía la madera de Lenin en absoluto.
La condena a muerte de este conspirador fue una exageración sin dudas. Así se entendió en media Europa, de hecho, dicha condena provocó un movimiento en todo el continente de rechazo al antiespañolismo y solidaridad con el condenado. Para muchos europeos, Ferrer fue fusilado, en la madrugada del 13 de agosto de 1909 por defender la escuela laica.
Este fusilamiento marca un antes y un después en España. Son muchas las cosas que no vuelven a ser iguales. Primero, el anarcosindicalismo será dotado de un mártir y una oluntad de organización de las que antes carecía. Sobre el cadáver de Ferrer comienza a construirse la CNT.
En segundo lugar, el escándalo del fusilamiento acabará con el gobierno de Maura y con el turno pacífico pues el partido liberal, siempre aliado de conservadores contra republicanos y obreros, harán una conjunción con lops primeros que se corroborará en 1930 en el Pacto de San Sebastián.
La muerte de Ferrer supuso el fin de la Solidaritat Catalana, la conjunción de fuerza nacionalistas generadas alredededor del catalanismo altoburgués de la Lliga, que no sólo no hizo nada por apoyar la Semana sino que celebró su represión. El nacionalismo de izquierdas nace de esa decepción, y en el siglo no hará otra cosa que crecer.
El 20 de octubre de ese año, en las Cortes, Segismundo Morey reclama a Maura que dimita. Maura se niega, siempre confiado en su matemática mayoría parlamentaria. Pero Moret ataca a La Cierva, acusándole de ser muy cruel con Cataluña. A lo que La Cierva les reprochó ser los culpables del atentado de Alfonso XIII, algo que los liberales no perdonarían nunca.
Tras estas palabras, se desató un grane scándalo,que hizo que algunos importantes, como Romanones fuesen a hablar con el rey, quien finalmente rompió el bipartidismo pacífico con la dimisión de Maura por Moret.
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